Buscar Información sobre Vida y Familia

Titulares Pro-vida

viernes, 2 de diciembre de 2011

-Psicólogos - La Iglesia como Posada Terapéutica


 El lugar de encuentro de los católicos en la red

Boletín 135 de la Comunidad de Psicólogos Católicos
 
 
Compartir:
  |   Imprimir   |   Enviar     |   Comentar

Boletín 135 de la Comunidad de Psicólogos Católicos
La Iglesia como Posada Terapéutica: Introducción
Autor: Catholic.net | Fuente: Catholic.net





La Iglesia como Posada Terapéutica


Autor: Pbro. Gabino Tabossi
Fuente: Jornadas de Psicología Cristiana Univesidad Católica de Buenos Aires

“[...] ...Y montándolo sobre su propia cabalgadura le llevó a una posada” (Lc., 10, 34)

Introducción:

Para los Padres de la Iglesia la parábola del buen samaritano tiene principalmente un sentido teológico y cristológico, no filantrópico. Para ellos, el samaritano es Cristo; el moribundo, el hombre en pecado; el levita y el sacerdote son el profetismo y la ley, síntesis del Antiguo Testamento, incapaz por sí mismo de sanar a fondo al hombre e indolente frente a ciertas necesidades; el aceite y el vino, imagen terapéutica de los sacramento. Y, finalmente, la cabalgadura o jumento del buen samaritano es la humanidad de Cristo.

“Su jumento es la carne en la que se dignó venir a nosotros. Sobre él puso al herido, porque él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero (cf. 1 Pe. 2,24). (...) Por tanto, haber sido puesto sobre el jumento es creer en la misma Encarnación de Cristo, y ser iniciado en sus misterios, al tiempo que verse defendido de las incursiones del enemigo ”.(1)

El enemigo de la naturaleza humana es el demonio. Montando al hombre herido sobre su jumento, es decir, sobre su humanidad (para lo cual el hombre herido ha de aceptar el dogma de la Encarnación), el buen samaritano sana al hombre de sus males y lo incorpora a una nueva humanidad saludable, la suya, simbolizada en la cabalgadura.

Es interesante notar que los Padres de la Iglesia, cuando hacen referencia al hombre herido y medio muerto por los ladrones, comparan a este hombre despojado de sus bienes sobrenaturales y preternaturales con la condición del animal. El pecado, dicen, enferma, desnaturaliza, bestializa a quien lo padece:

“Nos puso sobre su jumento, a fin de que no seamos ya como el caballo o mulo (cf. Ps 31,9); y así, por la asunción de nuestro cuerpo, destruyó la enfermedad de nuestra carne ”.(2)

En una profundísima frase, dice San Gregorio de Nyssa:

“El que entra en Él [en Cristo], recibe plenamente en sí mismo a aquél en el cual había entrado ”.(3)

Esta frase es notable. El samaritano, al cargarnos sobre su cabalgadura, nos incorporó a su cuerpo, nos hizo miembros suyos, parte suya. Por la Encarnación, se injertó a nosotros para que nosotros nos injertáramos en Él.

Ahora bien, según el relato de la parábola no fue suficiente que el buen samaritano montase al moribundo y lo curase con aceite ya que, hecho esto, lo introduce en una posada cuyo posadero deberá completar y perfeccionar la curación iniciada en el camino. ¿Qué simboliza esta posada? Esta morada es la Iglesia, encargada de hacer extensiva la salud de Cristo a lo largo de la historia. La incorporación primera por la Encarnación del Verbo (la montura o cabalgadura) se prolonga en la morada eclesial. “La Iglesia es un parador, afirma San Juan Crisóstomo, colocado en el camino de la vida, que recibe a todos los que vienen a ella, cansados del viaje o cargados con los sacos de su culpa (...). Todo lo que es contrario, perjudicial y malo está fuera, mientras que dentro del parador se halla el descanso completo y toda salubridad ”.(4)

Que en la Iglesia encontremos “toda salubridad” debe entenderse que, fuera de ella, no existe tal plenitud. La antigua y conocida frase citada y analizada en el Catecismo de la Iglesia “fuera de la Iglesia no hay salvación”(5) bien puede traducirse como “fuera de la Iglesia no hay salud o recuperación”, interpretación ésta que no es arbitraria sino que se corresponde perfectamente, por una parte, con las palabras de San Juan Crisóstomo que acabamos de escuchar, y al mismo tiempo, con la etimología latina de la palabra “salus”, traducida indistintamente sea como salud, sea como salvación.

La incorporación plena a la terapia plena no sólo se inicia cuando el hombre, por el bautismo, se aparta de su condición de bruto animal (a causa del pecado original) y se injerta en la cabalgadura sana y pura de la humanidad de Cristo sino también cuando esa inserción se prolonga en la Iglesia ya que ella es, como enseña la encíclica Veritatis splendor, “la contemporaneidad de Cristo respecto al hombre” (VS, 25).

Hecha esta breve explicación de la parábola del buen samaritano intentaremos en esta exposición mostrar, primero desde un punto de vista teórico-doctrinal y luego con alguna derivación práctica porqué la iglesia en cuanto comunión de personas santas que se unen en las cosas santas -es decir, porqué la Iglesia en cuanto communio sanctorum- es el lugar o la morada para el florecimiento de todas las capacidades humanas.

Dentro del primer encuadre teórico del tema haremos el esfuerzo tanto por mostrar la relación semántica entre morada y moral (o entre hábito, como disposición estable y ética).

En un segundo momento, y tras valorar la necesidad de una morada comunitaria y de una moral, intentaremos si cualquier teoría que incluya el elemento comunitario como esencial al desarrollo humano es igualmente válida, más allá de la especificidad (su origen, su historia y tradición, su composición intrínseca) propia de cada iglesia o de cada comunidad; o si, por el contrario, la sola referencia a una comunida y -eventualmente- a una tradición que la sustente es insuficiente para dicha justificación. Y validez. ¿Se puede curar una persona en una iglesia protestante o en una comunidad de personas conocidas o amigas del mismo modo (o incluso mejor) a como se podría ello lograr en el interior del catolicismo? Y si esa familia o grupo, además de sanar a muchas personas, goza de una larga y secular tradición a sus espaldas, ¿no bastaría para acreditarse como verdadera? A estas preguntas intentaremos responder. Aunque por el momento solo nos adelantamos diciendo que, de ser cierto que tales comunidades y tradiciones son capaces de sanar igual o mejor que la comunidad católica, difícilmente se logre ver la necesaria conexión existente entre la verdad y la libertad y entre el dogma y la moral (una separación o ruptura que ha sido denunciada por el Magisterio), (6) como también sería igualmente difícil no caer en el relativismo religioso y no mal interpretar -o incluso negar- el conocido adagio patrístico al que más arriba hemos aludido sobre la necesidad absoluta de la Iglesia para la salvación.

Luego de estos planteos teóricos haré una somera aplicación práctica de lo expuesto mostrando cuáles (en mis cortos ocho años de labor pastoral) han sido los resultados logrados en el intento por generar un ambiente comunitario en el cual las personas experimenten el perdón, la convivencia edificante y el gusto por el bien humano y divino en compañía con otras personas.

Notas

1. San Beda, In.. Lc. Expositio, l. III, cap.10, PL 92, 469. Citado en ALFREDO SAENZ, Las parábolas del Evangelio. La misericordia de Dios, Gladius, 1994, Bs. As., 310.
2. San Ambrosio, Exp. Ev. Sec. Lc., l.VII, 76: Sources Chrétiennes 52, p.34; cf. ALFREDO SAENZ, op. cit., ibid.
3. San Gregorio de Nyssa, In Cant. Canticorum, hom. 14: PG 44, 1085. Cf. ALFREDO SAENZ, op. cit., 311. Cursiva nuestra.
4. San Juan Crisóstomo, cit. en Catena Aurea (de Santo Tomás de Aquino), tomo IV, p.262. Cursiva nuestra.
5. CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (CATIC), 846-848.
6. «La contraposición, más aún, la radical separación entre libertad y verdad es consecuencia, manifestación y realización de otra más grave y nociva dicotomía: la que se produce entre la fe y la moral» (VS, 88)

(Siguiente capítulo la próxima semana )

No dudes en enviarnos tus sugerencias y recomendaciones Da un click

¿Dudas, inquietudes?
Pregúntale a un experto

¿Qué opinas de Catholic.net?

Te invitamos a visitar nuestra Comunidad Psicólogos Católicos

Suscribe a un amigo dando un click

 
Compartir:
  |   Imprimir   |   Enviar     |   Comentar


Todos los servicios de Catholic.net son gratuitos. Necesitamos de tu ayuda para continuar anunciando el mensaje de Cristo a través de la Red.
Ayúdanos con tu donativo hoy mismo. Dios te lo recompensará.
DA CLICK AQUÍ PARA DONAR










Catholic.net busca unir los esfuerzos de todos los católicos en la red, con el fin de dar una mayor visibilidad y promoción al trabajo evangelizador que realizan las diversas instituciones y realidades eclesiales en Internet, brindando además, servicios de alta calidad y contenidos fieles al Magisterio de la Iglesia. Si recibió este mensaje por error o desea cancelar su suscripción a este servicio, simplemente haga click aquí. Si por alguna razón el vínculo no funciona o quiere denunciar que alguien lo suscribió a nuestros servicios sin su consentimiento, solo reenvíe este correo a abuso@catholic.net con asunto CANCELAR y lo daremos de baja de todos nuestros servicios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario