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lunes, 30 de septiembre de 2013

Notifam: Agencia de Noticias de Vida y Familia

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Papa Francisco en contraste con Benedicto XVI y Juan Pablo II

Posted: 30 Sep 2013 02:55 PM PDT

John-Henry Westen

Roma, 30 de septiembre de 2013 (Notifam.net) – Con comentarios que han causado un verdadero terremoto en el mundo católico, el Papa Francisco ha recientemente recomendado a la Iglesia retirarse un poco de su percibido énfasis en temas como "aborto, matrimonio homosexual y el uso de anticonceptivos".

Los comentarios aparecen en una larga entrevista hecha por La Civiltà Católica en sociedad con la revista America, la cual fue publicada justo antes del medio día del 19 de septiembre.

"No podemos seguir insistiendo solo en cuestiones referentes al aborto, al matrimonio homosexual o al uso de anticonceptivos," dijo el Papa Francisco.

"Es imposible. Yo no he hablado mucho de estas cuestiones y he recibido reproches por ello," añadió. "Pero si se habla de estas cosas hay que hacerlo en un contexto. Por lo demás, ya conocemos la opinión de la Iglesia y yo soy hijo de la Iglesia, pero no es necesario estar hablando de estas cosas sin cesar".

En la entrevista, el Papa dice que la predicación de la Iglesia debe comenzar primero por "el anuncio de la salvación." "Después vendrá una catequesis. Después se podrá extraer alguna consecuencia moral," dijo.

Otras citas clave concernientes a estos puntos son:

"La Iglesia a veces se ha dejado envolver en pequeñas cosas, en pequeños preceptos. Cuando lo más importante es el anuncio primero: '¡Jesucristo te ha salvado!'. Y los ministros de la Iglesia deben ser, ante todo, ministros de misericordia".

"Las enseñanzas de la Iglesia, sean dogmáticas o morales, no son todas equivalentes. Una pastoral misionera no se obsesiona por transmitir de modo desestructurado un conjunto de doctrinas para imponerlas insistentemente".

"El anuncio misionero se concentra en lo esencial, en lo necesario, que, por otra parte es lo que más apasiona y atrae, es lo que hace arder el corazón, como a los discípulos de Emaús".

"Tenemos, por tanto, que encontrar un nuevo equilibrio, porque de otra manera el edificio moral de la Iglesia corre peligro de caer como un castillo de naipes, de perder la frescura y el perfume del Evangelio. La propuesta evangélica debe ser más sencilla, más profunda e irradiante. Solo de esta propuesta surgen luego las consecuencias morales".

La mayoría de los medios de comunicación reportan que estas declaraciones constituyen una afrenta directa al modo tradicional en que la Iglesia opera ante temas morales.

Los comentarios son muy diferentes a aquellos de sus predecesores.

Hablando específicamente sobre el anuncio del Evangelio, el Beato Juan Pablo II escribió en su encíclica de 1995, EL Evangelio de la Vida, que las enseñanzas de la Iglesia con respecto a la vida deberían ser proclamadas con "constancia y valentía".

"Para ser verdaderamente un pueblo al servicio de la vida debemos, con constancia y valentía, proponer estos contenidos desde el primer anuncio del Evangelio y, posteriormente, en la catequesis y en las diversas formas de predicación, en el diálogo personal y en cada actividad educativa," escribió.

El Papa Benedicto XVI abordó el tema en el 2006 mientras hablaba a miembros del Partido Popular Europeo.

"Por lo que atañe a la Iglesia Católica, lo que pretende principalmente con sus intervenciones en el ámbito público es la defensa y promoción de la dignidad de la persona; por eso, presta conscientemente una atención particular a principios que no son negociables," dijo.

El Papa Benedicto continuó:

- "protección de la vida en todas sus etapas, desde el momento de la concepción hasta la muerte natural".

- "reconocimiento y promoción de la estructura natural de la familia, como unión entre un hombre y una mujer basada en el matrimonio, y su defensa contra los intentos de equipararla jurídicamente a formas radicalmente diferentes de unión que, en realidad, la dañan y contribuyen a su desestabilización, oscureciendo su carácter particular y su irreemplazable papel social".

- "protección del derecho de los padres a educar a sus hijos".

Por su parte, el Beato Juan Pablo II insistió en su encíclica El Evangelio de la Vida, que para la Iglesia "es necesario hacer llegar el Evangelio de la Vida al corazón de cada hombre y mujer e introducirlo en lo más recóndito de toda la sociedad".

Y aún cuando dijo que esto significaba proclamar el amor de Dios sobre todas las cosas, añadió: "Al mismo tiempo, se trata se señalar todas las consecuencias de este mismo Evangelio, que se pueden resumir así: la vida humana, don precioso de Dios, es sagrada e inviolable, y por esto, en particular, son absolutamente inaceptables el aborto procurado y la eutanasia".

Concluyó con estas palabras dirigidas principalmente a los obispos:

"En medio de las voces más dispares, cuando muchos rechazan la sana doctrina sobre la vida del hombre, sentimos como dirigida también a nosotros la exhortación de Pablo a Timoteo: « Proclama la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, amenaza, exhorta con toda paciencia y doctrina » (2 Tm 4, 2)."

"Esta exhortación debe encontrar un fuerte eco en el corazón de cuantos, en la Iglesia, participan más directamente, con diverso título, en su misión de «maestra» de la verdad. Que resuene ante todo para nosotros Obispos: somos los primeros a quienes se pide ser anunciadores incansables del Evangelio de la Vida; a nosotros se nos confía también la misión de vigilar sobre la transmisión íntegra y fiel de la enseñanza propuesta en esta Encíclica y adoptar las medidas más oportunas para que los fieles sean preservados de toda doctrina contraria a la misma".

"Debemos poner una atención especial para que en las facultades teológicas, en los seminarios y en las diversas instituciones católicas se difunda, se ilustre y se profundice el conocimiento de la sana doctrina".

"Que la exhortación de Pablo resuene para todos los teólogos, para los pastores y para todos los que desarrollan tareas de enseñanza, catequesis y formación de las conciencias: conscientes del papel que les pertenece, no asuman nunca la grave responsabilidad de traicionar la verdad y su misma misión exponiendo ideas personales contrarias al Evangelio de la Vida como lo propone e interpreta fielmente el Magisterio".

"Al anunciar este Evangelio, no debemos temer la hostilidad y la impopularidad, rechazando todo compromiso y ambigüedad que nos conformaría a la mentalidad de este mundo (cf. Rm 12, 2). Debemos estar en el mundo, pero no ser del mundo (cf. Jn 15, 19; 17, 16), con la fuerza que nos viene de Cristo, que con su muerte y resurrección ha vencido el mundo (cf. Jn 16, 33)".

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